Cada sociedad define lo que entiende por realidad, es decir, todos los fenómenos externos, independientes a nuestra voluntad pero que reconocemos, nos rodean y objetivamos, hasta configurar un universo simbólico. Por lo tanto, cada realidad plantea a su vez, qué elementos caracterizan o definen los fenómenos que se dan en la vida social y lo que estos significan, lo cual hace del conocimiento algo situado y construido en cada contexto. Con base en esta noción de realidad y conocimiento, se construyen distintos procesos o formas de comprensión, interiorización y transmisión de los conocimientos de cada realidad. Para los Wayuu, existe una clara definición de la realidad, donde esta se manifiesta en una doble cara espiritual y material. A raíz de esta visión del mundo, se han establecido ciertos conocimientos generales que deben tener o que hacen parte de la identidad de los miembros de la comunidad. Por ejemplo, como plantea Guillermo Ojeda (2013), en el caso de la mujer Outsü, como guía espiritual, está debe encerrar conocimientos necesarios para curar las enfermedades espirituales, tales como el uso de las plantas medicinales, la interpretación de sueños y la realización de rituales.