LO QUE NOS HACE ÚNICOS, NOS HARÁ EXITOSOS
Las tradiciones ancestrales de los indios Panches consideraban los hechos naturales como un gesto de fuerza divina. Adoraba la fuerza de la naturaleza y, ante todo, las aguas, las montañas, el monte, el sol y la luna. Los panches tenían como Dios central un ser tutelar, poderoso y único llamado NANUCO o NACUCO y un conjunto de Dioses mayores como el sol, la luna llamada QUININÍ, el agua y el monte. Por la abundancia y proximidad con las aguas, algunas de estas deidades debieron ser habitantes de las mismas, otras aparecían y se transformaban en la noche, como la luna por quien sentían gran respeto y atracción.
Cuentan que en lo profundo de la selva y en lo mas alto de las montañas corría el rumor de que en el principio de los tiempos el miedo y el amor eran dos brazos del mismo río. El corazón es como un sistema fluvial que cuando sus aguas se contaminan nos desconectan de la sabiduría del alma y olvidamos leer las señales que nos da la vida.
Se nos nubla la mirada, nos llenamos de culpa y miedo en lugar de gozo y confianza.
Nuestra alma tendrá sed hasta que regresemos a la esencia y bebamos nuevamente de la fuente. Solo entonces podremos recordar esa conexión íntima cvon la existencia y reconectarnos con lo divino.
Los miedos son como aguas infectadas a las cuales no podemos tratar como quien quiere matar demonios, ni con violencia porque no es una guerra.
Los tratamos con cariño, como cuando una madre busca a su hijo para rescatarlo de un sitio donde se ha quedado atascado y a oscuras por hacer travesuras. Si el niño percibe el mal genio de la madre se esconderá aun más. Pero si escucha su voz llamándolo amorosamente y no para reprenderlo él va a su encuentro y salen juntos armoniosamente.
Cuando la gente se desconecta del Gran Espíritu busca muletas para poder andar. Podrán ser famosos, poderosos, ricos, importantes, pero podrán morir de fastidio. Y sentirán un miedo que crece en su interior como un animal de poder y y dejarán de poner atención a todo lo que los rodea.
En cambio, si continúan siendo goticas de agua y guardan su esencia inmaculada, buscarán como volver al mar de donde vinieron y serán felices. Una gota de agua que sabe que tiene el mar adentro nunca se desordena y podrá abrir los sentidos, oír, ver, sentir e intuir.
Cuando el miedo y al amor se separaron olvidaron que eran uno. Se volvieron inconscientes. Y por eso no encontramos el amor cuando tenemos miedo.
Pero interiormente tenemos un Observador que si lo recuerda, que es un testigo que tenemos dentro. Es silencios pero si lo dejamos cantar escucharemos el canto esencial de la vida, que es uno con la canción de la selva y con todo el universo.
Al conocerlo y escucharlo atravesaremos la oscuridad y encenderemos la luz del alma en el corazón.
Y no podremos encontrarnos con ese observador si no nos amamos a nosotros mismos, cimiento esencial para poder construir sobre él y vivir en Paz, Alegría y Plenitud, virtudes que irradiaremos hacia los demás.
Tenemos dos grandes ejemplos de cómo lo que nos hace únicos nos hace exitosos:
Dumbo es el ejemplo perfecto de cómo lo que nos hace únicos puede hacernos exitosos. Cualquier niño puede entender una historia tan simple. Las enormes orejas de Dumbo lo distinguen de cualquier otro elefante, pero se siente avergonzado porque todos se burlan de él. Su madre lo ama de manera incondicional y su único amigo, el ratón, confía plenamente en él. Y llegado el momento, Dumbo tiene el coraje necesario (el coraje que todos debemos demostrar alguna vez) para dar ese gran salto al vacío que le permite, finalmente, aprender a volar.
Y por otro lado, muchas otras personas que no parecen destacarse demasiado, pueden legítimamente sentirse exitosas. Y aquí aparece otro aspecto a considerar: cada uno de nosotros vino a este mundo en un contexto diferente.
Siddhartha es una extraordinaria novela de Hermann Hesse. Sobre el final de la historia el protagonista pasa una larga temporada junto a Vasudeva, un hombre sencillo y humilde cuyo trabajo era cruzar personas de una orilla a la otra del río en un bote… ¡durante toda su vida! Vasudeva tenía apenas lo mínimo para subsistir y estaba solo y aislado del mundo. Sin embargo, había alcanzado una profunda sabiduría y vivía en un estado de completa dicha. A su manera era una persona muy exitosa.
Trabajaremos el encontrar ese Observador Interno, vencer nuestros miedos, identificarnos con la esencia de nuestra gota de agua y desde lo que nos hace únicos, dar ese gran salto, aprender a volar y ser exitosos.
Remontémonos al conocimiento ancestral que hemos perdido, y en especial al conocimiento ancestral de las mujeres.
Se dice que las mujeres son intuitivas. Donde se anida ese instinto?