47avo Conversatorio

Catalina Soto finalizó el estudio de los Doce Pétalos del Dr. Jorge Carvajal.

El resúmen de la Sesión es el siguiente:

Iniciamos nuestro conversatorio de los pétalos de la tierra recordando las preguntas que nos plantea cada uno:

Responsabilidad: La responsabilidad es el contacto con el alma y el contacto con el alma genera relajación, de modo que si nuestras responsabilidades nos generan sensación de carga y tensión no estamos siendo verdaderamente responsables. ¿Cómo asumo mis actos? ¿Qué espera la vida de mí?

Inclusividad: Morir a la parte para nacer a la totalidad, la búsqueda del bien común. La Inclusividad es la impresión del alma en nosotros, la huella que nos deja el alma en el contacto que hemos establecido con la responsabilidad. Esta huella impresa en nosotros se manifiesta en nuestras relaciones. La pregunta es ¿existe un nosotros en esto?

Participatividad: La impresión de mi alma, la Inclusividad me lleva a la relación, al acto útil, a la acción que genera un aprendizaje, a la humanización: “Porque dando es como se recibe”. ¿A quién sirvo? ¿Cómo lo hago sentir?

Estuvimos reflexionando sobre la responsabilidad, la Inclusividad y la calma desde los principios del Budismo Tibetano impartidos por el Gueshe Michael Roach en sus conferencias y en su libro El Tallador de Diamantes. Exploramos el concepto de Karma como las semillas que sembramos en nuestras mentes y germinan en nuestra vida.

Una semilla o huella plantada en nuestra mente a través de una acción negativa, por algo que hicimos e hirió a otra persona, como resultado nos hace percibir algo como una experiencia desagradable. Y la huella o semilla que queda plantada por emprender una acción positiva, por hacer algo para ayudar a alguien, como resultado nos hace percibir algo como una experiencia agradable. Las acciones negativas solo pueden conducir a resultados negativos y las acciones positivas solo pueden conducir a resultados positivos. Es a lo que Jesús se refería cuando dijo que las uvas nunca crecerán de las espinas, ni los higos de los cardos.

Las acciones por muy pequeñas que sean o muy poco intencionales pueden provocar inmensas percepciones futuras, es decir grandes resultados.

Todas las experiencias por las que pasamos son provocadas por una huella o semilla que hemos sembrado anteriormente. Nada a nuestro alrededor, ni la gente, ni las cosas, ni los acontecimientos, ni nuestros propios pensamientos ocurren sin la causa de una huella o semilla que hemos plantado en nuestra mente que llega a nuestro consciente y nos hace percibirla.

Una acción relativamente menor hecha con conocimiento consciente nos puede conducir a resultados formidables.

1) Para poder verse exitoso en los negocios y prosperar económicamente, plante semillas en su subconsciente manteniendo un estado mental generoso.

2) Para poder verse en un mundo que sea simplemente, en general, un lugar feliz, plante semillas en su subconsciente manteniendo una forma de vida muy ética.

3) Para poder verse sano y atractivo desde un punto de vista físico, plante semillas en su subconsciente negándose a enojarse.

4) Para poder verse como líder en su vida personal y comercial, plante semillas en su subconsciente sintiendo placer en las actividades constructivas y útiles.

5) Para poder verse capaz de enfocar su mente con constancia, plante semillas en su subconsciente practicando los estados profundos de concentración o meditación.

6) Para poder verse liberado de un mundo donde las cosas no funcionan de la manera como lo desea, plante semillas en su subconsciente aprendiendo los principios del potencial oculto y las semillas mentales.

7) Para poder verse logrando todo lo que alguna vez deseó y ver que los demás obtienen todo lo que alguna vez desearon también, plante semillas en su subconsciente cultivando una actitud de compasión hacia los demás.

Una de las participantes preguntó ¿Qué pasa si alguien lo culpa o acusa de algo de lo que usted no es responsable?
Esto es muy interesante porque aquí volvemos a que la mayoría de nosotros hemos sido responsables por decir pequeñas mentiras a los que nos rodean en nuestra vida, sin embargo estamos hablando aquí que la persona está diciendo la verdad exacta, pero se duda de ella, no le creen. Sabemos lo frustrante que esto puede ser. Es importante darse cuenta de que esta impresión de parte de la otra persona no es algo que pueda provenir de su honestidad actual.
Una de las reglas de las semillas es que su contenido debe ser coherente con su resultado, es decir que nunca podemos obtener un resultado negativo (alguien piensa que le estamos mintiendo) de una huella positiva (decir la verdad a conciencia). Por el contrario, el hecho que no puedan creernos viene de actos pasados de deshonestidad aunque sea en formas relativamente menores y de las semillas que esos actos sembraron en nuestras mentes.
Entonces, la solución es ser estrictamente preciso con nuestras palabras. Recordemos que mentir en verdad no se reduce a no decir la verdad, implica darle a alguien una impresión de algún objeto o hecho que no corresponde estrictamente con la impresión que uno mismo tiene de la misma cosa. De modo que la honestidad en lo que decimos es asegurarnos de que la impresión que nuestras palabras dejan en los demás, concuerdan con la impresión que nosotros tenemos en nuestra mente. Esto es más difícil de lo que solemos entender como honestidad, pero si mantenemos esto durante un tiempo, nuestra credibilidad será un gran sentimiento para nosotros y los demás.

Las causas vienen antes que sus resultados (primero es la semilla que el árbol), las causas son menores que sus resultados (una semilla es más pequeña que el árbol), hacer crecer a las cosas lleva tiempo (desde que plantamos la semilla hasta que germina y crece el árbol pasa un tiempo), ayuda tener un sistema de rastreo, tener una libreta de apuntes donde anotamos nuestras semillas positivas y negativas a lo largo del día para en la noche repasar nuestro día entero haciendo una anotación aparte con las tres mejores y las tres peores cosa que hicimos a lo largo del día recordando no juzgar nuestro proceder, sólo estamos rastreando lo que hicimos. Al hacer el rastreo cambiaremos y si lo mantenemos los resultados serán sorprendentes. Comprender lo que hacemos da una fuerza mucho mayor. Esto nos vuelve a traer al acto de sincerarnos, siempre terminemos con el acto de sincerarnos. Hacernos responsables de nuestros pensamientos, palabras y acciones sabiendo que nada de lo que pensamos, decimos y hacemos se pierde, son huellas, semillas que plantamos, que crecen y germinan en nuestra vida.

Revisamos lo que nos han enseñado todas aquellas personas que han tenido la generosidad de compartir con nosotros en los conversatorios, comprendiendo que el conocimiento nos da nuevas posibilidades de relación y mayor responsabilidad; encontrando que todos tienen un denominador común:
vivir conscientemente, respirar conscientemente, tomarnos un tiempo diario para revisar nuestras acciones, sembrar en la noche los aprendizajes del día; levantarnos con la gratitud por un nuevo amanecer, una nueva posibilidad, con el propósito de no juzgar, no criticar, no quejarnos; observar nuestra forma de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás; escucharnos, escuchar los mensajes de nuestro cuerpo, de bienestar o malestar, escuchar nuestra alma, escuchar a los demás; meditar y servir con un corazón amoroso y una mente inteligente.

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